Tala uno, planta dos

Nuestro país es un país megadiverso, ya que tiene muchos recursos naturales; entre estos está la madera. Tenemos el 13% de los bosques del planeta; nuestra superficie de madera es de 10 millones de hectáreas y eso viene a equivaler al doble de la superficie total de Costa Rica; además de ser el cuarto país con más madera y se calcula que el monto total de la madera peruana vale por el doble de nuestra deuda externa. Pero lamentablemente nuestro Producto Bruto Interno (PBI) en el sector forestal solo es del 1%.

Actualmente se está llevando a cabo un proyecto para el uso de la madera y conservación de ésta, y así evitando de alguna manera lo que pasó en Oxapampa hace algunos años atrás, ya que fue el primer productor de madera pero el mal manejo de la deforestación y la poca importancia de los empresarios hizo que no se volviera a plantar árboles y el fructífero negocio de los oxampampinos fracasó.

José Chacaltana es uno de los empresarios concesionarios que están cambiando la manera de ver a la deforestación en el Perú ya que, no solo piensan en el presente sino también en el futuro tanto el de sus negocios como el de la población. Chacaltana innovó en el sistema de la tala en el Perú, ya que anualmente tala 150 hectáreas de madera y paralelamente vuelve a plantar dichas hectáreas, de esta forma preserva la especie, no desaparecen los bosques y su negocio puede seguir por mucho tiempo más.

Esta forma de talar árboles y no perder bosques es nueva en el Perú pero se espera que poco a poco los diversos concesionarios de nuestros bosques la adopten. Nuestra madera es llevada a mercados internacionales la cual se cotiza a muy altos precios por lo buena que es. Pero hace un par de años atrás algunos países exigen una garantía comercial para poder comprar la madera; es decir una certificación comercial que garantice que el bosque donde proviene la madera que ellos compran no se va a perder, sino por el contrario lo van a preservar. Este certificado hace que el precio de la madera suba y también que los compradores se interesen más en algunos países productores que cuentan con la certificación.

En el Perú, solo una empresa tiene dicha certificación, pero ninguno de nuestros bosques están certificados y esto tiene por consecuencia que nuestra madera no tenga buenos precios internacionalmente o que las ventas no sean muchas. Urge pues una debida puesta en escena de nuestra diversidad, de las muchas “minas de oro” que tenemos entre nuestras manos pero que lamentablemente debido a nuestro total desconocimiento o poca importancia, hace que las perdamos o que trunquemos el poco desarrollo que ya tienen. Si ahora sabemos que pasa con la madera; ¿Qué otro recurso natural estará también subdesarrollado, perdido o ignorado? Sólo el tiempo y las próximas generaciones lo sabrán.