Splash

Hoy no he dormido bien, he dormido a sobresaltos, por ende me he despertado mal como asustada, cansada, melancólica. Mientras me bañaba recordé (o me obligué a recordarlo) de una sensación extraña que tuve hace más de un año. Nunca hablé de eso, no sé si por vergüenza, por que mi memoria selectiva no lo toma en cuenta o por que soy maricona para enfrentar este recuerdo, no lo sé.

Pero hoy pensé en eso y recordé esa rara sensación de cuando el globo se pincha, el piso se abre o peor aún te desvaneces como el agua (misma Amelie). Ver cómo tu paisaje que pintaste (o te lo pintaron) con "plumones y lindos colores, que pintan y pinta requetebien" de pronto se convierte en blanco y negro, que tienes que poner cara de "si claro" cuando sabes que te mueres y no entiendes nada.

Hacer que un buen sitio (una cafetería) con una buena comida (café y muffins) y una buena compañía (el chico que me saca una sonrisa) se convierta en todo frío, todo sin sentido y teniendo como fondo sonrisas de burlas y dedos inquisidores señalándote. Ver que la idea que tenía de algo o de alguien se esfumó, se partió.

Sabes que mi película favorita es Amelie, esa francesita que le gusta hacer bonita la vida de los demás pero que no hace nada para mejorar la suya, nada más pegado a mi realidad. La escena en una cafetería cuando llega Nino (el chico que le sacaba miles de sonrisas) a buscarla, pero sin conocerla, Amelie muerta de miedo no se presenta y Nino se va dejando a Amelie como un splash, en el piso. La dejó como nada ni nadie y ella se desvaneció.

Así me sentí ese día, allá por un abril del 2011, cuando sentí que alguien metía la mano en mi corazón y lo estrujaba, lo apretaba. Hoy recordé eso, recordé como me sentí ese día y como el destino te pone en el lugar y fechas que tu no pensabas vivir, te pone en situaciones que no pensabas que ibas a pasar y se queda mirando en un rincón como te paras, te sacudes, sigues adelante y tomas decisiones, decisiones en continuar o en mansillar tu orgullo.

No es buena manera empezar con este tipo de anécdota el día y menos "algo". No juzgo, no doy juicios de valor para nadie, no me juzgo ni menos digo si estuvo bien o mal. No digo nada. Sólo se que esto me bajonea, me pone melancólica y me hace desear infinitamente un abrazo tuyo, fuerte, muy fuerte mientras me susurras que todo estará bien.

¿Lo podrás hacer?

Así me sentí....

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